Era como estar en un mar en calma, allí, perdida en la nada, sin nada que me perturbara el alma, ni la razón, sin sentimientos, pero también, sin miedos, sin dudas.
Te veía, pero de lejos, no sentía calor, ni frio al notarte.
Pero el mar caprichoso, poco a poco te acerco a mi, y nos puso de frente. Y de pronto sentí tus palabras como nunca antes, y te me tatuaste en la mente, a fuego, despacio, sin prisas, porque no hay miedo.
Las olas te acercan cada noche, y cada noche te alejan, pero la brisa ya no viene sola, viene cantando tu nombre, que se introduce por cada poro de mi piel para instalarse en mi mente, y nombrarte a cada instante.
Siento como intentas remar hacía a mi, y al mismo tiempo, remas para alejarte. Quieres venir, pero no quieres, quieres decir, pero no dices. Quieres querer, pero no quieres.
El mar se ha mezclado con dulzura, y se posa, tranquilo en mis labios, regalándome tu aroma, tus horas, tus ojos, que se irán, cuando la luna reposa, y me dejaras aquí, con tu nombre en mi boca. Queriendo gritar, lo que callas, queriendo besar lo que temes, queriendo ser lo que sueñas, queriendo coger tu mano, para saltar mil olas, para romper el tiempo, y las horas.
Para quemar tu miedo.
2 comentarios
… Siento como intentas remar hacía a mi, y al mismo tiempo, remas para alejarte …
Que bonito niña, me encanta, gracias por compartirlo.
besitos
Autor
De nada guapa, me alegro que te guste 🙂